Más de 211 millones de personas en todo el mundo sufren de sudoración excesiva o hiperhidrosis.
Estas personas sufren cada día los embarazosos y a menudo incapacitantes síntomas asociados con la hiperactividad de las glándulas sudoríparas.
Existen varias opciones de tratamiento de la hiperhidrosis, aunque cada una tiene sus consecuencias y desventajas. Los antitranspirantes no suelen ser eficaces para tratar el nivel de sudor que provoca la hiperhidrosis. Se pueden inyectar neurotoxinas, como el bótox, en la región axilar, con una eficacia moderada.
No obstante, estos tratamientos son dolorosos y es difícil cubrir con ellos toda el área objetivo.
Además, es necesario realizar inyecciones cada pocos meses para mantener los resultados. Si bien la cirugía, como la simpatectomía, ofrece resultados eficaces y permanentes, se trata de un procedimiento invasivo que no está exento de riesgos y a menudo provoca sudoración compensatoria en otras zonas del cuerpo y el paciente tiene que pasar un tiempo de recuperación.